miércoles, 27 de enero de 2016

REZANDO EN SOLEDAD

Es de noche y algo ocurre.

Viene un doctor muy joven, debe de tener mi edad más o menos o como mucho treinta y pocos años, es bajito pero muy guapo, tiene los ojos azules y una mirada limpia y clara, lleva el pelo corto castaño claro y tiene un poco de barba, huele muy bien. Habla en catalán (mi idioma materno) y parece preocupado, ha venido a verme varias veces y no para de hablar con las enfermeras o con otros médicos, no alcanzo a ver.

Se discute con otro hombre que no sé quién es, y consigo oír que uno me quiere operar y el otro no está de acuerdo. ¿Operarme? ¿De qué? Sé que algo va mal pero no me dicen nada, intento agudizar el oído pero no hay manera, unos minutos después alcanzo a oír que piensan en ponerme un tubo en los pulmones para poder respirar bien y la operación tiene bastante riesgo. Se discuten un buen rato, incluso se oye algún grito y oigo que uno le dice al otro "vete a la mierda!", estoy alucinando, nunca había oído discutir a dos doctores.

Miro el reloj que está en su sitio y marca las once de la noche, hace un rato que se han ido los dos, y entonces entra de nuevo el doctor de ojos azules. Me cambia la máscara de oxígeno por otra diferente que me obliga a permanecer todo el rato boca arriba en la misma posición, y entonces me dice en catalán:

- Mireia te lo tengo que decir, estás grave. Esta mascarilla que te he puesto es mi última esperanza para no tener que operarte. Te la voy a dejar puesta toda la noche, intenta respirar lo mejor que puedas, lo más hondo que llegues, pues es tu última oportunidad, depende de ti. Yo me tengo que ir a descansar un rato pero volveré a las seis de la mañana, ¿lo has entendido?- yo asiento pero no sé si me he movido, estoy muy asustada- tienes que estar toda la noche boca arriba, es muy importante que respires bien y no la sueltes, vale? Venga ánimo, que eres una campeona- me ajusta la mascarilla y se va. La habitación se queda en penumbra y estoy sola.

Dios mío, me van a operar, esto sí que no, un tubo en los pulmones? No me lo puedo ni imaginar. Jamás en mi vida he pasado por un quirófano, ni tan sólo me he hecho nunca un esguince y siempre me he creído afortunada de no haber tenido que pasar por eso porque me da un pánico terrible, soy muy aprensiva. Oh no, por favor, esto sí que no. Miro la mascarilla que me tapa buena parte de la cara pero no consigo verla bien porque veo doble. ¿Qué voy a hacer? Me concentro, tengo que hacer algo y se me ocurre que voy a rezar, es lo único que puedo hacer. Nunca he sido de rezar las oraciones que me enseñaron en la catequesis, he rezado pocas veces en mi vida y de una manera bastante particular. Creo en Dios pero no tal y como lo conciben las diversas religiones que más se practican en el mundo. Así que mantengo mi mirada fija en la mascarilla a pesar de que la veo duplicada, y dentro de mí empieza a surgir una canción. Una canción sencilla, para tranquilizarme a mí misma y auto-convencerme de que todo irá bien, me canto a mí misma en catalán,como si fuese una niña pequeña, pues así me siento en estos momentos. Vamos allá:

"Esta masca-rit-a es muy bo-ni-ta y me va a salvar la vida, verdad que sí? Yo confío en esta masca-ri-ta, que me va a poner bue-ni-ta (...)" repito varias veces hasta que empiezan a fluir las lágrimas como cascadas, resbalando por mis mejillas y por la sien, no puedo frenarlas porque me siento tremendamente desconsolada y al amparo de mi Dios particular, ahora esto es entre Él y yo porque los médicos no pueden hacer nada. 

No puedo seguir cantando, me viene otra vez mi madre a la mente y tengo una mezcla de sentimientos de culpabilidad, tristeza y desesperanza total, todo a la vez. "No Mireia no, no te dejes caer, no te hundas ahora, venga sigue cantando y deja de llorar que así no conseguirás nada." "Dios por favor ayúdame, no quiero que me operen, ayuda a la mascarilla a hacer bien su trabajo, te prometo que estoy haciendo todo lo que me dicen los doctores para ponerme bien siguiendo a rajatabla las palabras de mi padre, por favor no permitas que sufra más..."

Vuelvo a cantar y veo pasar las horas en el reloj aunque a veces me cuesta porque también lo veo difuso. Poco a poco dejo de llorar y empiezo a confiar, me entrego completamente a mi Dios particular y me convenzo de que todo irá bien, sigo cantando hasta que me quedo dormida.


Nota- Después de las graves operaciones a las que fui sometida (aunque yo en esos momentos aún no lo sabía) cogí una infección en los pulmones muy grave, los médicos dijeron a mi familia que si salía de ésta, posiblemente podía perder hasta un 20% de capacidad pulmonar...




lunes, 18 de enero de 2016

EL EFECTO DE LAS DROGAS

Maldito reloj! Ya empieza otra vez... Han desaparecido los números y las rayas, está cambiando de forma haciéndose más grande y empieza a teñirse de un negro muy fuerte. 

Después de volverse completamente negro, el reloj se funde con la pared y la mancha empieza a extenderse, se va poniendo toda la pared negra y poco a poco, al paso de cada respiración se va acercando a mí.. Oh no! Me va a aplastar! ¿Qué puedo hacer? Se me pone un nudo en la garganta y cuando veo la pared a pocos centímetros de mí decido cerrar los ojos con fuerza. Por favor, que pase pronto, esto tiene que ser una pesadilla, no puede ser real!

No sé cuánto tiempo ha pasado pero decido abrir los ojos poco a poco, y observo que todo ha vuelto a su lugar; la pared es de color claro y el reloj está en su sitio, marcando la hora que no alcanzo a ver con exactitud porque mi visión es un poco borrosa. Uf! Qué alivio! Qué mal rato he pasado! Menos mal que ya ha pasado todo!


Entonces se despliega ante mí un menú virtual enorme tipo holograma con diferentes aplicaciones, es como el menú de aplicaciones de mi iPad pero en gigante y más colorido, ocupa todo mi campo visual. Hay aplicaciones de revistas, de juegos, de música, de periódicos, etc. Hay que ver lo bien que lo hacen las enfermeras para tener a los pacientes entretenidos! Cuanta tecnología! Estoy un buen rato divertida con esto, toqueteando y cotilleando las diferentes opciones que hay.


Ostras! Me acabo de acordar de algo! No recuerdo nada del accidente pero me ha venido una imagen a la cabeza; una policía escribiendo una pequeña nota diciendo mi edad, que he sufrido un accidente de moto y...que estoy embarazada! Esta nota se la entrega a un médico o a alguien de una ambulancia. No puedo creerlo! Estoy embarazada! Habrá sobrevivido el bebé al accidente? Nadie me ha dicho nada al respecto, así que imagino que todo va bien. ¿Pero cuándo me he quedado yo embarazada? No recuerdo nada! Pero si yo siempre he tenido miedo a tener hijos! 

Bueno, no tengo otra opción que esperar que alguien se pronuncie sobre el tema, así que mejor me tranquilizo.

Estos días he visto a mis familiares, a mi prima Silvia, mi primo Jaume (su hermano) con su mujer Patricia, mi tío Met (su padre) con su mujer Tania y mi primo Ismael. No he podido hablar con ellos, ni tan sólo apenas alcanzaba a distinguir sus rostros pero les reconocí por sus voces y sus siluetas. Recuerdo a Silvia diciéndome palabras cariñosas muy cerca de mí y acariciándome, creo que estábamos solas y lloraba pero su amor llegaba a lo más profundo de mi ser. Mi primo Jaume y su mujer, él creo que estaba enfadado con el responsable del accidente y ella me atrevo a decir que también lloraba en silencio. Mi tío Met y su mujer los recuerdo a los pies de mi cama, me pareció notarles incómodos y tristes por la situación, sin saber qué decir o quizás simplemente no les salían las palabras y  fue una visita muy breve, creo que ella no podía aguantar verme en ese estado y tuvieron que salir. Y mi primo Ismael, un caso aparte donde los haya, siempre de buen humor estaba peleándose con la bata verde, no se la podía poner bien dado que él es bastante grandote y alguien tuvo que ayudarle, le vi dar vueltas envolviéndose en la bata. Recuerdo que dijo algo gracioso y me reí por dentro, fue divertido verle en esa situación, era la primera vez que me reía después de todo.


Cada vez que entraba alguno de ellos yo me sorprendía y al mismo tiempo me alegraba de verles allí a pesar de mi atontamiento, mi visión borrosa y sobretodo, de no poder comunicarme con ellos. Siento que les quiero muchísimo y me siento muy agradecida por sus visitas, espero poder hablar con ellos más adelante y decírselo.

También he visto a mi padre y a Ilker, que me ha repetido las palabras que me dijo el otro día un par de veces con la misma seguridad y convencimiento, y yo le creo, él no es consciente de la fuerza que me está dando para salir de allí lo antes posible. Me tiene un poco preocupada porque le veo siempre con el mismo polo a rayas blancas, verdes, amarillas y azules y las mismas bermudas, y lleva barba de algunos días. Creo que no ha ido a casa a ducharse ni a cambiarse, espero que no tarde porque no me gusta verle desaliñado y lo sabe.


Vaya! vienen un par de enfermeras y veo que me están trasteando la barriga pero no siento nada. Oigo que me desabrochan algo, creo que llevo una especie de faja o algo que me la cubre pero no alcanzo a ver puesto que no me puedo mover. Hablan entre ellas pero no sé qué dicen y están un buen rato limpiando y toqueteando. ¿Porqué me miran tanto la barriga? ¿Habrá alguna herida allí? Tendré que ser paciente y esperar, sobretodo necesito saber si estoy embarazada. Empiezo a relajarme y dejo que mis párpados vuelvan a ganar la lucha contra el sueño, menuda tardecita...


Nota: como habréis imaginado, la pared volviéndose negra y la mega pantalla virtual con aplicaciones eran alucinaciones producidas por la medicación. La escena que recuerdo en ese momento de la policía es bastante cierta y lo del embarazo tendrá su explicación más adelante. Las visitas de mis familiares y las enfermeras actuando en mi barriga también son ciertas. Yo seguía en coma inducido pero a ratos estaba despierta y me percataba de lo que ocurría a mi alrededor aunque los demás no lo sabían. Tuve muchas más visitas de otras personas, como la de mi madre o la de Carmen (la pareja de mi padre) pero no las recuerdo porque debía estar dormida, las vi por primera vez más adelante, unos días más tarde.

martes, 12 de enero de 2016

REMORDIMIENTOS

Llevo varios días sin comer ni beber, mi boca está completamente seca y tengo muchísima sed. No siento mis dientes y ya me voy haciendo a la idea que cuando salga de aquí me tendré que dejar una fortuna en el dentista, pues creo que los he perdido en el accidente, prefiero no pensar en ello. Apenas puedo mover la lengua porque tengo un tubo dentro de la boca y estoy conectada a una máscara de oxígeno a todas horas. De hecho el vapor que a veces inunda la habitación creo que viene de la máquina de oxígeno.

Es de noche y estoy sola, la habitación está en penumbra y varios pensamientos me empiezan a invadir. Odio estar sola, y me enfado mucho cuando hace rato que nadie viene a ver cómo estoy, ¿dónde estarán las enfermeras? Me empiezo a desesperar y siento angustia.


Entonces empiezo a acordarme de mi madre y de la dura batalla que libró contra el cáncer. 

Hace años que no nos hablamos, cuando nos veíamos muchas veces terminábamos discutiendo sobre mi hermano y yo me pasaba dos o tres días llorando. La última vez ya fue demasiado fuerte para mí y mi hermano se asustó mucho, decidí no volver a tener más contacto con ella, pero ella tampoco dio ningún paso para volvernos a hablar, hasta el punto que la relación se había congelado por completo. Mi hermano tiene una incapacidad mental, tiene 38 años pero su mente es adolescente, trabaja en un taller especial  que le mantiene ocupado buena parte del día y se gana su sueldo.  Mi madre y yo nunca nos poníamos de acuerdo en los aspectos  que afectan a mi hermano en diferentes ámbitos de su vida  y por eso discutíamos bastante a menudo.

Empiezo a sentirme muy mal y siento una necesidad imperiosa de levantarme. 

Mi madre estuvo ingresada unos meses en el hospital porque su cuerpo se debilitaba mucho con la quimioterapia y se quedaba sin defensas, además tenía una depresión muy grande. Cuando iba a verla estaba casi todo el rato muy triste y negativa, cuando me iba siempre se quedaba llorando y yo me sentía muy mal, salía de allí sin energía y cada vez iba a verla menos, porque antes de que ella enfermara tampoco nos hablábamos, hasta que me llamó para decirme que la ingresaban porque le habían detectado un bulto en el cuello, y me tuve que hacer cargo de mi hermano unos dos meses y medio o tres, no recuerdo bien.

Dios, cómo pude dejarla tan sola... Aunque reconozco que tenía mis motivos para no ir a verla, ahora la entiendo más que nunca. Entiendo perfectamente lo que es la soledad en el hospital y que pasen las horas sin ver a nadie, es desesperante, una de las peores sensaciones del mundo, es como si no le importaras a nadie y entonces todo te da igual. Cómo pude.. Me estoy sintiendo muy mal, muy culpable por haberla dejado tan sola en los peores momentos de su vida. 

No puedo aguantar más, me revuelvo sobre mí misma, no quiero seguir aquí, estoy muy enfadada con el mundo y conmigo misma. Giro la cabeza de un lado a otro con la intención de quitarme ese cacharro de la boca y de repente empiezo a sentir mi cuerpo por primera vez desde el accidente. Me duele el brazo izquierdo, lo debo tener roto porque noto una tensa presión en la mayor parte, como si llevara un fuerte vendaje que me lo comprime.

Al fin consigo quitarme algo de la boca por un momento pero entonces mi respiración se vuelve irregular, creo que he dejado de ir al compás de la máscara de oxígeno.

No sé porqué pero se me empieza a dormir el brazo izquierdo y voy sintiendo cómo los dedos de la mano se me van durmiendo uno por uno. ¿Qué está pasándo? Estoy muy angustiada, quiero llamar a las enfermeras pero no encuentro la manera y tampoco les voy a poder explicar lo que me está pasando, qué impotencia!

Mama por favor perdóname, lo siento estoy muy arrepentida de no haber estado a tu lado cuando más me necesitabas! Soy muy mala persona, lo siento, lo siento, lo siento de verdad...estoy llorando, siento alguna lágrima recorrer mi cara. Yo llevo pocos días aquí, pero tú estuviste meses ingresada... Y yo apenas fui a verte...

Por fin llega la enfermera, me pone bien la máscara de oxígeno y está extrañada de que esté mal colocada. No le puedo explicar que tengo el brazo completamente dormido así que no me queda otro remedio que resignarme y rezar para que se me vuelva a despertar.

Cuando se va, me doy cuenta que he conseguido calmarme de nuevo después de este asfixiante episodio de enfado, tristeza y locura mezclados, y de repente, como un milagro, siento que los dedos de la mano empiezan a despertar de nuevo, poco a poco y uno por uno, hasta que se despierta el brazo entero, menos mal! Vaya susto me había dado.

Voy a ver si puedo mover las piernas, pero no puedo, son demasiado pesadas aunque sí consigo mover los pies. Bueno, después de todo es una magnifica noticia, significa que podré volver a andar de nuevo. Me pongo contenta y muevo los pies de un lado a otro, podré caminar y eso no tiene precio.



Nota: Los horarios de visitas en reanimación eran muy reducidos y por eso me daba la sensación de estar sola bastante tiempo aunque allí estaba vigilada las 24 horas del día.






lunes, 11 de enero de 2016

EL RE-ENAMORAMIENTO

Vuelvo a despertar de nuevo, siendo plenamente consciente que estoy allí porque he tenido un accidente de moto pero no recuerdo nada. Tampoco sé el alcance de mis lesiones físicas puesto que no siento nada y no me puedo mover, aunque pienso que si tuviese algo grave mi padre me lo habría dicho, su mensaje me resultó muy tranquilizador.

Noto que me llevan a algún lugar y oigo varias voces, creo que deben de ser alrededor de las 12 de la noche o más, lo he visto en un reloj que hay colgado en la pared de mi habitación enfrente de mí, aunque a veces me asusta porque va cambiando de forma (de nube, de media luna, de sombrero, etc.) y de color, incluso hay momentos que la pared se me va acercando con cada respiración que hago hasta el punto casi de aplastarme, me pongo muy ansiosa cuando esto ocurre y cierro los ojos para no ver más. También acostumbro a ver la habitación llena de un vapor muy espeso que me impide ver a mi alrededor, esto me entristece mucho porque durante horas no puedo ver a nadie y me siento muy sola.

Oigo voces de mujeres, están de cachondeo y haciéndose bromas entre ellas, son enfermeras. Me desnudan y me lavan de arriba a abajo, yo me muero de la vergüenza porque siempre he sido muy pudorosa para estas cosas. Me enjabonan y me lavan el pelo, me dicen que llevo una semana allí y que lo tienen que hacer. Oigo comentarios sobre mi melena, como es larga y muy abundante les cuesta trabajo el proceso, dicen que allí no hay suavizante ni nada y tardan un buen rato en secarlo, siento frío. Me ponen nerviosa y me siento muy tensa durante ese incómodo rato porque hablan muy alto entre ellas y me molestan, aunque hay una que me trata con dulzura. No entiendo porqué me tienen que lavar a estas horas de la noche.



Es de día y entra una enfermera que me dice que se llama Mireia como yo, es muy guapa como la mayoría del personal que he visto hasta ahora; alta, delgada y con una melena larga perfectamente lisa y castaña que tiene sujeta en una coleta, lleva un uniforme azul. Me cuenta que he tenido un accidente, que estamos en agosto y me pregunta si ya lo sabía, yo asiento con la cabeza pero no sé si lo percibe. La chica me cae fenomenal, es muy alegre y parlanchina y eso me anima, aunque estaré muy pocos días con ella porque se le termina el contrato.


En otro de mis despertares, veo a Ilker a mi lado. Me sonríe cuando me ve, me dice que estoy más guapa que nunca. Él sí que está realmente guapo, hacía mucho tiempo que no le veía así con el pelo cortito como a mí me gusta, bien moreno del verano y recién afeitado.



Empieza a hablarme y no puedo creer lo que oigo, incluso siento el latir de mi corazón;

- ¿Cómo estás amor mío? Yo te veo muy bien - todo el rato con una sonrisa iluminadora de oreja a oreja- Ahora estás aquí pero te pondrás bien, poco a poco, ¿vale? Cuando salgas de aquí ya verás, vamos a ser muy felices, te lo prometo. Yo me he dado cuenta de muchos errores míos y todo será diferente, haremos muchas cosas, viajaremos como a ti te gusta, saldremos por ahí, iremos a comer fuera, a la playa... haremos lo que queramos, y dará igual lo que diga la gente, los que hablan de nosotros se morirán de envidia porque seremos muy felices, pero juntos, eh? (parece que tiene miedo de que le deje, como estuvimos a punto de divorciarnos meses antes, quizá lo dice por eso) Esto le superaremos juntos. Aunque habrán cosas que serán diferentes y nos tendremos que adaptar, ya lo hablaremos (no sé a qué se refiere con eso) pero lo superaremos, tú y yo, ¿vale? (me lo repite varias veces y cada vez está más cerca de mí). No dejaré que nadie se meta entre nosotros, esto lo arreglaremos solos tú y yo. Te quiero mucho, eres la mujer de mi vida y quiero pasar contigo el resto de mi vida, vamos a luchar juntos y todo saldrá bien.- se acerca y me da un beso- Ahora tienes que descansar todo lo que puedas para ponerte bien, ¿de acuerdo? Recuerda, tú y yo.

Dios, nunca le había visto así hablándome de esa manera, con ese convencimiento y esa alegría de que todo irá bien. Le miro a los ojos que le brillan de manera especial, quiero decirle que está muy guapo y que yo también le quiero pero no puedo hablar, me siento tan impotente... Nos quedamos unos instantes mirándonos a los ojos intensamente sin decirnos nada, tengo tantas ganas de abrazarle...



No me ha dado otra opción que confiar en él, le creo al 100% porque nunca le había visto tan convencido de lo nuestro y me ha convencido a mí también. Me aferro a sus palabras como a un clavo ardiendo, y éste es el primer gran impulso que obtengo para salir adelante y luchar, para poder regresar a mi casa lo antes posible y vivir esa vida que me ha prometido.


Nota: todavía estaba en el coma inducido y a pesar de que Ilker creía que yo no me enteraba de nada, seguía el consejo de médicos y enfermeras que le habían dicho que aunque estuviera en coma posiblemente yo podía escuchar. Posteriormente me han dicho que a veces tenía los ojos entre abiertos y efectivamente le estaba viendo, igual que veía a otras personas y a las cosas de mi alrededor aunque un poco distorsionadas.

lunes, 4 de enero de 2016

ATERRIZAJE EN LA REALIDAD

Estoy despierta, no sabría decir si llevo 2 o 5 días en este extraño hospital, lo último que recuerdo de este angustioso sitio son esos dos chiquillos intentando hacerme una higiene bucal.

Estoy muy enfadada, nadie me ha explicado todavía qué hago aquí y siento que mi familia y mi marido se han olvidado de mí por completo. ¿Cómo pueden seguir tan tranquilos con sus vidas? ¿Me echarán de menos? Quizás han pensado que me he fugado de viaje, ya que a veces les decía que tenía ganas de desaparecer del mapa por un tiempo, no se me ocurre otra explicación puesto que si me estuviesen buscando tengo la certeza de que ya me habrían encontrado.

El último recuerdo que tengo es de haber ido con mi marido a Madrid después de una fuerte crisis conyugal a ver el musical del Rey León, fue el regalo que me hizo por cumplir 31 años y creo que estuvimos dos noches en la ciudad, pero algo no me cuadra porque esto fue a principios de junio y diría que han pasado bastantes días. 

Me he recorrido todo el hospital, he dado muchas vueltas pero no he podido encontrar la salida. He visto muchas enfermeras y enfermeros de un lado a otro pero nadie me ha dicho nada y yo no he preguntado porque estoy segura que no me responderán.

Y de repente, no puedo creer lo que ven mis ojos. Aparecen mi padre y mi marido (Ilker) a mi lado (tiemblo al recordarlo, de hecho tiemblo cada vez que escribo en este blog). Les veo muy tranquilos y al principio no me dicen nada, eso me hace enfurecer más, por fin han tenido la dignidad de aparecer pero su silencio me está exasperando, me doy cuenta que no puedo hablarles y no tengo más remedio que esperar a que ellos se decidan a hablarme y me expliquen qué demonios está pasando. Me fijo en su aspecto, los dos van en manga corta y bermudas, mi padre tiene buen color y mi marido está muy moreno y lleva el pelo corto, eso significa que estamos en verano.

Después de unos instantes mi padre me empieza a hablar, pero muy despacio y alzando un poco la voz, quizá piense que no le oigo bien o que estoy inconsciente:

- Hola Mireia! ¿Cómo estás? Yo te veo muy bien, estás muy guapa.- me sonríe de oreja a oreja- Bueno Mireia, no sé si aquí te han dicho algo pero te lo voy a explicar, vale? Mira, has tenido un accidente con la moto hace unos días, el 18 de agosto. Hoy estamos a (no recuerdo qué día me dijo) de agosto. Pero tranquila, que te vas a poner bien, estás en las mejores manos y en el mejor hospital, todo irá bien, ¿vale? 

DIOS MÍO!! ¿¿UN ACCIDENTE DE MOTO?? ¿CUÁNDO?¿CÓMO? ¿DÓNDE?

Uuuufffff, ahora lo entiendo todo! Quiero hacerle muchas preguntas y me revuelvo, entonces me doy cuenta que no puedo hablar porque tengo algo que me cubre buena parte de la cara,  también tengo algo dentro de la boca que me obliga a mantenerla abierta sin poder moverla y siento que mi cuerpo está completamente inmóvil tumbado en una cama, ahora entiendo porqué no podía encontrar la salida del hospital. 

Mi padre me dice que me calme, que tengo que descansar y que no intente hablar. Eso me frustra mucho. Me dice que tengo que hacer caso a todo lo que me digan los médicos, me siento como una niña pequeña.

Mi enfado se evapora en cuestión de segundos y me invade una sensación de tranquilidad absoluta, ahora ya sé que no me han secuestrado y que estoy en buenas manos, al fin sé lo que ocurre y decido tomármelo con calma, esto tiene pinta de ir para largo y es mejor tener una buena actitud para salir de allí lo antes posible.

Tal es mi estado de alivio, que de nuevo me dejo llevar por el peso de mis párpados contra los que llevo días luchando pero siempre me ganan la batalla.


Nota: los primeros días en el hospital tuve una amnesia retrógrada (no podía recordar los sucesos ocurridos antes del accidente, mis últimos recuerdos eran de principios de junio y tenía una laguna mental desde esa fecha hasta que desperté por primera vez en el hospital). 
Durante los hechos ocurridos hasta ahora, yo estaba en un coma inducido que duró 13 días y todos pensaban que  no podía ver ni oír nada, cosa que no fue así.
La sensación de haberme recorrido todo el hospital andando era derivada del efecto de los sedantes, lógicamente estaba postrada en la cama.