Es de noche y algo ocurre.
Viene un doctor muy joven, debe de tener mi edad más o menos o como mucho treinta y pocos años, es bajito pero muy guapo, tiene los ojos azules y una mirada limpia y clara, lleva el pelo corto castaño claro y tiene un poco de barba, huele muy bien. Habla en catalán (mi idioma materno) y parece preocupado, ha venido a verme varias veces y no para de hablar con las enfermeras o con otros médicos, no alcanzo a ver.
Se discute con otro hombre que no sé quién es, y consigo oír que uno me quiere operar y el otro no está de acuerdo. ¿Operarme? ¿De qué? Sé que algo va mal pero no me dicen nada, intento agudizar el oído pero no hay manera, unos minutos después alcanzo a oír que piensan en ponerme un tubo en los pulmones para poder respirar bien y la operación tiene bastante riesgo. Se discuten un buen rato, incluso se oye algún grito y oigo que uno le dice al otro "vete a la mierda!", estoy alucinando, nunca había oído discutir a dos doctores.
Miro el reloj que está en su sitio y marca las once de la noche, hace un rato que se han ido los dos, y entonces entra de nuevo el doctor de ojos azules. Me cambia la máscara de oxígeno por otra diferente que me obliga a permanecer todo el rato boca arriba en la misma posición, y entonces me dice en catalán:
- Mireia te lo tengo que decir, estás grave. Esta mascarilla que te he puesto es mi última esperanza para no tener que operarte. Te la voy a dejar puesta toda la noche, intenta respirar lo mejor que puedas, lo más hondo que llegues, pues es tu última oportunidad, depende de ti. Yo me tengo que ir a descansar un rato pero volveré a las seis de la mañana, ¿lo has entendido?- yo asiento pero no sé si me he movido, estoy muy asustada- tienes que estar toda la noche boca arriba, es muy importante que respires bien y no la sueltes, vale? Venga ánimo, que eres una campeona- me ajusta la mascarilla y se va. La habitación se queda en penumbra y estoy sola.
Dios mío, me van a operar, esto sí que no, un tubo en los pulmones? No me lo puedo ni imaginar. Jamás en mi vida he pasado por un quirófano, ni tan sólo me he hecho nunca un esguince y siempre me he creído afortunada de no haber tenido que pasar por eso porque me da un pánico terrible, soy muy aprensiva. Oh no, por favor, esto sí que no. Miro la mascarilla que me tapa buena parte de la cara pero no consigo verla bien porque veo doble. ¿Qué voy a hacer? Me concentro, tengo que hacer algo y se me ocurre que voy a rezar, es lo único que puedo hacer. Nunca he sido de rezar las oraciones que me enseñaron en la catequesis, he rezado pocas veces en mi vida y de una manera bastante particular. Creo en Dios pero no tal y como lo conciben las diversas religiones que más se practican en el mundo. Así que mantengo mi mirada fija en la mascarilla a pesar de que la veo duplicada, y dentro de mí empieza a surgir una canción. Una canción sencilla, para tranquilizarme a mí misma y auto-convencerme de que todo irá bien, me canto a mí misma en catalán,como si fuese una niña pequeña, pues así me siento en estos momentos. Vamos allá:
"Esta masca-rit-a es muy bo-ni-ta y me va a salvar la vida, verdad que sí? Yo confío en esta masca-ri-ta, que me va a poner bue-ni-ta (...)" repito varias veces hasta que empiezan a fluir las lágrimas como cascadas, resbalando por mis mejillas y por la sien, no puedo frenarlas porque me siento tremendamente desconsolada y al amparo de mi Dios particular, ahora esto es entre Él y yo porque los médicos no pueden hacer nada.
No puedo seguir cantando, me viene otra vez mi madre a la mente y tengo una mezcla de sentimientos de culpabilidad, tristeza y desesperanza total, todo a la vez. "No Mireia no, no te dejes caer, no te hundas ahora, venga sigue cantando y deja de llorar que así no conseguirás nada." "Dios por favor ayúdame, no quiero que me operen, ayuda a la mascarilla a hacer bien su trabajo, te prometo que estoy haciendo todo lo que me dicen los doctores para ponerme bien siguiendo a rajatabla las palabras de mi padre, por favor no permitas que sufra más..."
Vuelvo a cantar y veo pasar las horas en el reloj aunque a veces me cuesta porque también lo veo difuso. Poco a poco dejo de llorar y empiezo a confiar, me entrego completamente a mi Dios particular y me convenzo de que todo irá bien, sigo cantando hasta que me quedo dormida.
Nota- Después de las graves operaciones a las que fui sometida (aunque yo en esos momentos aún no lo sabía) cogí una infección en los pulmones muy grave, los médicos dijeron a mi familia que si salía de ésta, posiblemente podía perder hasta un 20% de capacidad pulmonar...