lunes, 23 de mayo de 2016

"GUATEQUE"

Sigo en shock. Ayer no comí al mediodía por el disgusto y después de dormir por la tarde cené poca cosa,  cuando escribí el mensaje en Facebook estaba como si me hubiesen dado un calmante, como si de repente todo hubiese cobrado sentido pero a la vez todos mis esquemas y mis proyectos de futuro se hubiesen truncado de golpe... No sé qué voy a hacer con mi vida, me siento atrapada en un cuerpo que en parte me ha sido arrebatado y no puedo hacer absolutamente nada para cambiarlo...

Margarita y Cristina entran como cada mañana pero yo no tengo ganas de hablar, me asean y Cristina empieza a meterse con el vello de mis piernas que ya ha crecido en consideración desde que me ingresaron. Me dice al oído que va a conseguir una cuchilla y que me va a depilar las piernas pero no se lo debo decir a nadie porque eso no forma parte de su trabajo y puede tener problemas. Pienso que es un cielo de persona, me hace reír y pretende que me sienta mejor. Accedo a que me depile y sí, realmente me ayuda a sentirme un poco mejor porque en el fondo me avergüenza que todo el mundo me vea con estas pelambreras. "Mira qué suave te he dejado! Ahora te pongo un poco de cremita, toca toca!" Le agradezco mucho lo que hace por mí, ellas dicen que soy muy buena paciente y nunca me quejo de nada, pero ¿cómo voy a quejarme con semejantes personas tan cargadas de paciencia, humanidad y comprensión? Mis palabras hacia ellas sólo pueden ser de gratitud. Ojalá estuviesen ellas todos los días y todas las noches, no me gusta cuando llega la hora del cambio de turno.

Hoy viene un fisioterapeuta nuevo, dice que empezaremos a caminar ya pero lo haremos progresivamente porque llevo muchos días en cama y puedo perder el equilibrio y caerme.. y además han decidido quitarme la sonda, es una buena noticia a pesar de todo. Estoy nerviosa, quiero levantarme y salir pitando de allí, regresar a mi casa y estar tranquila.. Pero aún no se sabe cuándo me darán el alta.

El fisio dice que las zapatillas que tengo no son las adecuadas, tienen que ser cerradas y bien cogidas al pie para no resbalarme, así que hoy lo único que haremos será ponerme de pie y aguantar unos segundos, para volver a sentarme después. Y así es. Tengo miedo pero me pongo en pie con su ayuda y sus indicaciones, muy despacio y agarrada a él. Cuando lo consigo siento una alegría enorme, pero mi barriga está  rarísima, me duele un poco y no la siento como mía, quiero dar unos pasos pero no me deja "Eh, eh, eh! Dónde quieres ir? Tranquila, ¡siéntate! Mañana haremos un poco más si te traen las zapatillas adecuadas" ¡No! Él no sabe mi urgencia para irme de allí, para recuperarme lo antes posible y olvidarme de esta pesadilla. Voy a dar el paso pero él hace que me siente, me pregunta si estoy mareada y yo le miento y digo que no. Dice que soy muy valiente pero tengo que tener paciencia.

Anne ha venido cargada de comida y té turco en un termo, ha hecho köfte (una especie de albóndigas de carne fritas) con patatas fritas que aún están tibias en un tupper, y ha hecho pastitas turcas dulces y saladas para dar a las enfermeras como muestra de agradecimiento. Margarita es indulgente conmigo y me deja comer lo que ha traído. Ilker, Anne y yo nos ponemos a comer juntos alrededor de la pequeña mesita blanca regulable de hospital y Anne empieza a ofrecer pastas a Margarita, ella no la entiende e Ilker traduce, inmediatamente llama a Cristina y en un momento estamos los cinco alrededor de la mesita comiendo y bebiendo té turco entre risas y complicidad, ante esta escena tan peculiar consigo olvidarme por un ratito de mi desgracia. Es un momento entrañable y creo que muy poco frecuente en un hospital, es Anne, con su sonrisa franca y su generosidad que ha preparado estos alimentos con todo su amor la que ha provocado esta mágica situación.

De repente se abre la puerta de manera brusca y nos quedamos todos callados sin movernos, ni más ni menos es la doctora que me lleva visitando hace unos días y se queda petrificada al ver la escena "¿Pero esto qué es? ¿Qué estáis haciendo?¡No me lo puedo creer! ¿Y vosotras dos?" Margarita y Cristina sueltan sus vasitos de té inmediatamente y se intentan explicar, y la doctora rompe a reír y al final termina tomando un té con nosotros ella también. Parece mentira como una situación se vuelve cómica de repente, y que eso me ayude a sentirme bien un rato a pesar de todo. Me hacen sentir muy acompañada y protegida, y esto es algo que no tiene precio porque es lo que más necesito en estos momentos.

Después de este "guateque" la tristeza, la impotencia y los pensamientos recurrentes sobre mi situación acuden de nuevo a mi mente y me provocan un llanto intermitente, de repente me pongo a llorar, de repente me calmo y sonrío, y así irán pasando los días lentamente, atrapada en un túnel que parece no tener salida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario