martes, 5 de abril de 2016

HA LLEGADO UN ÁNGEL

Son las 07:15 de la mañana y por fin dejan entrar la primera visita del día, que llevo esperando desde las 06:00 a.m. como todos los días. Mi padre y Carmen dicen que Carlos (el hijo de Carmen) ha venido a verme. Carmen sale para dejarle entrar ya que sólo pueden haber un máximo de dos personas en la habitación. Es un chico de veintipocos años alto, muy delgado y moreno. Mi relación con él es buena, aunque es bastante reservado tiene buen corazón y adora a mis "ninus" (llamo así a mis perritos). Le noto nervioso, sé que no sabe qué decir y me sabe mal que se vea en esta situación. Como ellos están cuidando de mis ninus (mi padre, Carmen y Carlos) le pregunto por ellos y me dice que están muy bien, que ha pensado en traerme una foto de ellos para tenerla en la habitación y me parece muy buena idea, así que el próximo día la traerá. No puedo evitar llorar un poco al acordarme de ellos. La visita no dura más de diez minutos. Me vuelvo a dormir hasta la hora del desayuno, en el cual me sirven un vaso de leche con azúcar y un paquete con cinco galletas que Margarita se encarga de untarlas bien de Nutella y de paso la prueba ella también "Ay! Es que está tan rica... Y tenerla aquí es un peligro...Uuuhmmm qué buena!" dice mientras se relame un dedo que se le ha manchado mientras me untaba las galletas. Ay sí, es mi droga y le agradezco muchísimo que me la deje comer todos los días aunque sea muy dosificada. Después del desayuno me quedo un rato dormida.


Cristina y Margarita han terminado de asearme y están concentradas en mi barriga. Yo les pregunto qué hay ahí y me dicen que tengo una herida que está sanando muy bien. Pregunto qué es eso de las grapas, me dicen que como la herida era grande tuvieron que ponérmelas para aguantar la piel...

Tengo mucho miedo de mirar, de pensar en lo que me voy a encontrar, pero ellas siguen quitando algunas. No me hacen daño porque no siento nada y me preguntan si quiero mirar, que está cicatrizando todo muy bien. Después de darle unas cuantas vueltas al asunto, decido que lo voy a intentar. Levanto un poco el cuello para mirar hacia abajo y... ¡HORROR! ¿¿Qué es esto?? Apenas puedo mirar medio segundo, abro los ojos como platos e inmediatamente quiero borrar esta imagen de mi mente.. Dios mío, ¿qué me han hecho? El medio de mi barriga parece una pequeña vía de tren, con una cicatriz que empieza justo debajo del pecho y no he conseguido ver dónde termina, ¡ni quiero! Está llena de grapas de arriba a abajo, unas grapas más grandes que las que usaba yo en el colegio para grapar hojas... Arranco a llorar, no me lo puedo creer, ¿pero qué ha pasado?

Cristina y Margarita intentan calmarme y me explican que cuando llegué tuve una operación seria en la barriga y me tuvieron que quitar el bazo. Me dicen que no me preocupe, que puedo vivir sin él toda la vida... Pero yo no me puedo quitar de la cabeza lo que he visto... No voy a mirar más, ni tan sólo lo voy a tocar. Me quedo muy triste y chafada con la noticia.

Dejan entrar a Ilker, saben que las visitas me van bien y les dejan estar mucho más del tiempo permitido. Al cabo de un rato Ilker dice que tiene que ir al aeropuerto a buscar a su madre y que ha venido a verme mi amiga Aída. Él se va y entra ella, hace tiempo que no la veo aunque creo que ella vino a verme cuando estaba "dormida" y me alegro de que esté aquí, desde hace un tiempo vive en Tarragona e imagino que hoy será su día de fiesta porque ha tenido que hacer casi 100 km para venir a verme. Hablamos un poco y me traen la comida, hoy toca muslos de pollo que huelen muy rico. La verdad es que la comida de este hospital está bastante bien, suele ser sabrosa y variada, cosa rara en los tiempos que corren. Entra mi padre para ayudarme a comer pero quiero hacerlo yo sola. Se sientan los dos enfrente de mí y dado que no puedo usar el brazo izquierdo porque está como paralizado, intento ir cortando a trozos con el cuchillo y arrancando la carne del hueso con el tenedor. Mi padre hace varias veces el intento de levantarse de la silla para ayudarme a cortar la carne, pero me niego en rotundo y le hago sentarse de nuevo. Aunque estoy triste y de mal humor, quiero que mi amiga me vea bien, quiero hacerlo yo sola pero al final me desespero porque los muslos van de un lado al otro del plato y no consigo sacar la carne, así que me rindo y accedo a que mi padre me la corte en trocitos. Él dice que no pasa nada, que a él no le cuesta y lo hace encantado pero a mí me sabe mal porque no quiero ser una carga para nadie. Termino de comer y Aída se queda un rato más, cuando se va me quedo dormida.


Son alrededor de las 15:00 y viene la enfermera ruda a despertarme (Cristina y Margarita terminaron su turno), me avisa que ha venido mi suegra y que ahora va a entrar. Me despierto de golpe, me da mucha pena que me vea así pero desde que supe que iba a venir ansío verla más que nunca.

Anne (en Turquía a las suegras se les llama Anne, que significa "mamá") entra por la puerta, la veo un poco sofocada y viene casi corriendo hacia mí. Me emociono muchísimo al verla y no puedo evitar derramar alguna lágrima, digo "Anneeee" y me coge de la mano, ella también se emociona al verme, apenas puedo articular palabra, le pregunto en turco cómo está y me dice que bien, ha venido sudando porque se ha estresado un poco en el viaje y tenía prisa por llegar. La considero una mujer muy valiente, que sin apenas salir nunca de su pueblo se atreva a hacer sola este viaje en avión para venir a cuidarnos, dejando a su marido, su hija y sus nietos allí.

A partir de ahora sé que todo irá mejor estando ella aquí, Ilker dejará de dormir en el coche, descansará y comerá bien, y yo estaré más tranquila porque sé que cogerá las riendas de la casa y pondrá un poco de orden en este caos. Para mí es un ángel maravilloso, cargada de ternura y buenas intenciones que ha venido a ayudarnos.


Nota: A fecha de hoy, todavía evito tocarme la barriga porque aunque con el tiempo he ido recuperando un poco de sensibilidad, en según qué zonas tengo la sensación que estoy tocando un trozo de cartón y  es angustioso para mí. También evito mirarme demasiado la cicatriz porque es muy aparatosa y además en la parte de abajo se hunde en la piel, me parece horripilante. Supongo que llegará un día en el que ver ese tajo vertical que me cruza toda la barriga hasta más abajo del ombligo dejará de importarme, o no. Quién sabe...

8 comentarios:

  1. Hola Mireia. Estic llegint la teva historia, capitol a capitol. Que valenta que ets! No puc evitar emocionarme. Molts ànims i un petó ben fort!

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    1. Gràcies "Jefing"! Encara tenim un cafè pendent tu i jo..No m'oblido! Petons

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  2. Redactes de tal manera, tan propera, que m'hi trobo sent jo la Mireia.
    Ànims i endavant!!!

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    1. Gràcies Manel! No sabia que m'anaves seguint :-) M'agrada que em diguis que et pots posar a la meva pell mentre llegeixes la meva història, perquè aquesta és una de les finalitats. Una abraçada!

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  3. Hola Solete. Me encantan tus escritos. En alguno de ellos se me engurruñe el estómago y me trae muchos recuerdos. Sigue escribiendolos con esa sensibilidad que te caracteriza. Un besazo preciosa.

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    1. Gracias Carmen, siento que esto os traiga muy malos recuerdos... A mí hay veces que me duele la barriga cuando empiezo a escribir igual que los días posteriores al despertarme, o me pongo a llorar y a temblar... Pero después de soltarlo, me siento mejor. Un beso!

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  4. Tu he dit personalment i aprofito per aquí: estàs fent un gran bé. I t’animo a continuar escrivint. Per a quan el llibre? Muaks

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    1. Gràcies Laura! I gràcies també per fer difusió del blog. El tema del llibre ho estic madurant ;-) , crec que tard o d'hora arribarà. Espero trobar-nos de nou ben aviat!

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