domingo, 15 de enero de 2017

CAMBIOS

Han pasado ya algunos días desde la visita de mi madre. Sigo mejorando y cada día que pasa me quitan algo; ya sea una medicación, alguna grapa de la cicatriz de la barriga, etc. También puedo caminar mejor sin tambalearme y por fin me han quitado el catéter que llevaba en el cuello y me molestaba enormemente, sobretodo porque a la hora de dar mis pasitos por la habitación me tiraban los cables del cuello y no podía avanzar.

Lloro varias veces al día, puedo pasar de la tristeza total a la sonrisa en cuestión de segundos, y ponerme a llorar de nuevo. Mis pensamientos van a mil por hora, me imagino en mi casa y en todas las cosas que ya no podré hacer, en que ya no podré bailar como antes (me encanta bailar, especialmente música latina), ni hacer mis cupcakes de colores, no sé cómo me voy a duchar, ni tan sólo cómo podré hacerme una cola de caballo cuando apriete el calor... No podré conducir coche ni ir en moto, y yo que vivo en las afueras del pueblo no sé cómo me lo voy a montar. También me preocupa mucho no volver a sentirme atractiva y deseable, no sé cómo Ilker puede seguir aquí aguantando el chaparrón, pienso que es imposible que ahora me vea con los mismos ojos de antes.

¡Vaya! ¡Me comunican una buena noticia! Dicen que estoy progresando tan bien, que ya no es necesario que esté en la UCI, y que me suben a planta. En realidad no sé cómo tomármelo, porque eso significa que ya no volveré a ver todas las enfermeras que me han atendido hasta ahora y me han tratado tan bien, especialmente Margarita y Cristina que son la alegría de la huerta. Por otro lado pienso que por fin podré ir al baño y ya no tendrán que venir a limpiarme cada vez que tenga una necesidad, pues aunque ya me he acostumbrado, he llegado a pasar mucha vergüenza, sobretodo cuando venían chicos jóvenes a asearme. También podré recibir visitas durante todo el día y eso me alienta porque sé que hay muchas personas que han querido venir a verme y no han podido porque en la UCI las visitas están muy restringidas.

Finalmente me suben a planta por la noche, casi a la hora de ir a dormir. Es una habitación muy estrecha con dos camas y la otra está vacía. Ahora ya no voy a estar tan vigilada y eso me crea inseguridad, tengo miedo que me pueda sentir mal por la noche y no poder avisar a nadie. Quiero que Ilker se quede conmigo a dormir pero también tiene que ir a casa, su madre está allí sola y no habla nuestro idioma. Pero no hace falta ni que se lo pida, porque quedarse a dormir conmigo ya era su plan, así que el pobre pone la butaca al lado de mi cama y la abre para poder acostarse, y allí vestido con los pies que le quedan colgando afuera, pasa la noche como puede.



Por la mañana deciden cambiarme de planta y de habitación, y menos mal. Ésta también tiene dos camas pero es más espaciosa y no tan agobiante. Tengo una compañera de habitación que se llama Mari Paz, es bastante mayor y está un poco sorda, pero se le ve buena mujer. He pedido que tapen todos los espejos, uno pequeño que hay en la entrada y el del baño, pues no estoy preparada para mirarme, me atemoriza pensar lo que voy a encontrar en mi reflejo y quiero evitarlo a toda costa. 

Los primeros que vienen a visitarme (a parte de mi familia) son Yigit y su mujer Gönül, una pareja de amigos turcos con la que tenemos muy buena amistad, él es como un hermano para mí. Me han traído un peluche blanco que me hace bastante gracia, pero su visita es breve porque me siento muy afectada, lloro mucho porque me ven así y pienso que les doy pena, es una sensación insoportable. Me sabe mal, espero no haberles hecho sentir mal porque en el fondo estoy muy agradecida por su visita. 
Decido comunicar en Facebook, poniendo una foto con el peluche, que me han pasado a planta para que vengan a verme los que quieran, aunque por otro lado me da mucho miedo y me inquieta pensar en las reacciones que tendrán cuando me vean así. Intento sonreír un poco.



Ha sido un día de cambios, cuando llega la hora de dormir tengo una sensación muy curiosa. Siento el codo de mi brazo izquierdo apoyado en la cama, y el antebrazo completamente erguido, con la mano entrecerrada haciendo el movimiento de pinza. Me molesta mucho porque me duele aunque ya no exista. Ilker dice que ésa es la postura que yo tenía en la moto justo antes del accidente, con el brazo doblado en 90 grados agarrando el freno y el manillar... Pues sí, es muy posible... Y yo me pregunto; ¿Cuánto tiempo va a durar este dolor?

5 comentarios:

  1. Hola cariño,

    Acabo de leerme todos los capítulos del blog seguidos, siempre supe que eras una persona creativa, inteligente y con muchísimas habilidades.

    Lo demuestras en cada palabra, nacen de un corazón noble y valiente y transmiten la esencia de tu Alma.

    Me alegra enormemente haberte reencontrado después de muchos años y saberte tan amada, tan bien acompañada me hace feliz.

    Es en los momentos "flacos" de la vida cuando afloran las verdaderas amistades, el verdadero Amor y tú amiga mía, vas sobrada.

    Tengo muchas ganas de verte y abrazarte, recuerdo muy vívidamente muchos momentos vividos juntas, eras la única persona en la que Hulda confiaba cuando yo estaba de viaje, recuerdas?

    Bueno cielo, que tienes todo mi apoyo, mi cariño y mi más profunda admiración.

    Mil bsss Princesa,

    Olga Cegarra

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  2. Qué alegría leer tus palabras Olga! Es cierto que recuerdo me decías cuando yo era adolescente que "tenía duende" :-)
    Yo también me alegro haberte encontrado por Facebook, y de paso recordarte que tenemos un café pendiente ;-)
    Claro que me acuerdo de Hulda, la sacaba muchas veces a pasear cuando no estabas, era muy buena y nos hacíamos compañía... Gracias por escribirme y espero verte muy pronto.
    Un fuerte abrazo!

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  3. A raíz de ver ver la noticia en el Periódico hace un par de días he aterrizado en tu blog y hoy he terminado de leer todas las entradas. Tengo una gran necesidad de explicarte lo que me has llegado a transmitir, pero no encuentro las palabras adecuadas. Compartir tu experiencia relatada de una manera tan bonita y natural, contagiando cada sensación y sentimientos que iban sucediendo a lo largo de los días demuestran la gran persona que eres. Te animo a que sigas escribiendo y ayudando a tantas personas que se puedan ver reflejadas en ti. Si las cosas pasan por algo, espero que ese algo que te tenga que llegar, te haga la mujer más feliz del mundo.

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    1. Muchas gracias de corazón por tus palabras Cris, y por leerme. Próximamente volveré a escribir y sí, después de todo lo que he pasado ahora no puedo quejarme de cómo van las cosas, seguiré escribiendo para que podáis ver la evolución. Felices fiestas!

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  4. A raíz de ver hace un par de días la noticia en el Periódico, aterricé en tu blog. Has sabido contagiar cada sensación y sentimientos que se iban sucediendo logrando despertar cariño y admiración. Te animo a que sigas escribiendo, porque leerte es terapéutico. Si las cosas pasan por algo, espero que ese algo te llegue muy pronto y te haga la mujer más feliz del mundo.
    La normalidad es un camino pavimentado. Es cómodo para caminar, pero no crecen las flores en él.

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